Entre los diversos mensajes que
suelen enviarme mis amigos lectores, había uno que me llamó poderosamente la
atención.
En dicho mensaje se hacía
referencia al celibato como posible causa de mayor atracción sexual por parte de
las personas que envuelven a quien lo practica.
Esta observación estaba basada en
la narración que de sí mismo hacía un autor, el cual mencionaba una época de su
vida en la que practicaba el celibato, y en la que paradójicamente recibió
muchas más propuestas e insinuaciones sexuales que antes de dicho periodo de
abstinencia.
También hacía alusión a
determinados grupos existentes en las redes sociales, donde se agrupan personas
que intentan desintoxicarse de una vida llena de excesos sexuales, practicando
la abstinencia, e indicando que, al igual cómo le sucedía al autor, les sucede
a ellos. Es decir, que cuanto más desean abstenerse de mantener relaciones
sexuales, más propuestas e insinuaciones sexuales reciben.
Y aquí es donde viene la pregunta de mi amigo
lector: ¿Es posible que el celibato
aumente el magnetismo, o el aura, o la energía masculina y eso genere más
atracción?
Lógicamente
le respondí, aunque fuese de manera escueta. Y es ahora donde siento la
necesidad de compartir dicha respuesta con quien desee conocerla, así como
ampliar la misma en este escrito.
Mi respuesta inicial fue la
siguiente: “Yo diría que más que el celibato, lo que produce los cambios en el
aura y por consiguiente en el estado emocional de la persona, es su convicción
de alejarse de lo mundano, lo estéril, lo superfluo. Eso es lo que hace que
dicha persona aparezca más interesante a los que la rodean. El sexo con amor no
es nada malo, todo lo contrario, sirve precisamente como camino hacia la
conexión divina.”
Y es ahora cuando debo
añadir que no sólo el celibato o la abstención sexual puede ser beneficiosa
cuando se trata de alejarse de lo mundanal, del deseo libidinoso, de la lujuria
desenfrenada. Sobre todo, cuando nos estamos refiriendo al estado emocional y
evolución de consciencia de la persona, pues no sólo es la abstención de “sexo
instintivo” (animal) lo que ayuda al hombre a tomar consciencia de lo
verdadero, sino que incluso otras prácticas ascéticas, como sería el ayuno
voluntario, pueden ayudar en la evolución emocional y espiritual del ser
humano.
Tenemos varios ejemplos que
nos hablan de ello, como el Buda que se mantuvo durante 50 días en ayuno con el
fin de alcanzar la iluminación, o de Jesús, quien permaneció en ayuno durante
40 días en el desierto.
Es evidente que la gran
mayoría de los seres humanos no son como Buda o Jesús, pero no se trata de
imitarlos al 100%, sino de tomar consciencia de que cualquier método que sirva
para evolucionar emocional y espiritualmente es tan válido como lo pueda ser el
ayuno y el celibato, siempre y cuando se practique con la intención de alejarse
de lo mundanal, de lo superfluo, de lo prosaico.
Por el contrario, el sexo
realizado con amor, es el mayor de los prodigios y experiencias divinas que
puede experimentar el ser humano, pues es a través del acto sexual que se
procrea, que nos convertimos momentáneamente en dioses, aunque sea “en diferido”,
y donde las energías se unifican para tomar mayor fuerza y conexión con la divinidad.
Otro tanto sucede con el
ayuno voluntario. Ayunar voluntariamente, aunque sólo sea un día a la semana,
nos proporcionará un excelente estado vital y mental.
Pero como todas las cosas,
los excesos no son buenos. Hay que saber controlar y equilibrar nuestras
acciones en todos los sentidos. Los extremos siempre han demostrado ser lo
peor.
Espero y deseo que este
humilde escrito pueda ayudar a aquellas personas que lo necesiten.
José Luis Giménez