¡Cambio oro por
poemas...! —gritaba un humilde nativo a los hombres civilizados que por allí pasaban.
¡Estos indígenas son
tontos...! —le decía uno de dichos hombres civilizados a otro— no saben el valor que tiene el oro.
Pero el nativo les
respondió: Ustedes con el oro sólo pueden alimentar su cuerpo, si es que lo
pueden trocar por alimentos; en cambio nosotros, con la poesía, alimentamos el
alma.
© 2016 José Luis Giménez
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