“Siempre nos acordamos de Dios en los
momentos de mayor tristeza, cuando necesitamos un milagro, una respuesta o
simplemente alguien a quien abrirle nuestra alma, compartiendo todo aquello que
no podemos compartir con nadie más, por la sencilla razón de que sabemos que él
ya lo sabe. A veces simplemente necesitamos a un buen amigo que sepa escuchar,
no hace falta que nos dé la solución si no la conoce, pero siempre nos ayudará
más que muchas medicinas o tratamientos. Ese amigo no puede suplir a Dios, pero
puede ayudarte a recordar que Dios existe”.
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“No se puede mirar directamente al Sol
y no sufrir de ceguera. Y es que el Ser humano aún no está preparado para
asimilar toda la Luz de una vez”.
El
conocimiento, la iluminación espiritual, la sabiduría… todo requiere de un
tiempo y un proceso. Igual como sucede con la mejor medicina, ésta deberá
tomarse en las dosis apropiadas para que produzca el efecto deseado. Un cambio
radical de actitudes y de pensamiento sólo puede conducir al desconcierto. La
iluminación, el conocimiento divino, sólo puede recordarse en parte. La mente
humana no está preparada para asimilar que no es más que un instrumento del
espíritu.
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“El Ser humano es como un violín.
Dependerá de la calidad de la madera con que esté hecho para que su resonancia
y resistencia sea la apropiada; mas el mejor sonido que de él pueda surgir,
dependerá de la afinación de sus cuerdas”.
De nada
servirá la posición social de la persona. Si ésta no está basada en la
honestidad y en los mejores valores morales.
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“El que sabe, comparte todo su saber,
porque así será más rico, no por la riqueza del dinero, sino porque el tesoro
de su sabiduría cada vez será mayor al ser compartido”.
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“La muerte es irremediable. Las ideas
cambian, nada es perenne. Por eso, practica la virtud, aun cuando todo a tu
alrededor esté podrido o contaminado, porque la vida es un regalo para tu alma”.
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“El verdadero Caballero no es aquél
que proviene de la Nobleza. Sino el que antepone su propia vida en defensa de
la Verdad y de los más débiles”.
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“Hay personas que poseen luz propia,
en cambio otras, necesitan de la luz de los demás para brillar”.
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“Qué fácil es erigirse en adalid de la
verdad, cuando se es un hijo de la ignorancia. Y qué difícil resulta mantenerse
en silencio cuando se conoce la verdad”.
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“Nunca pierdas la esperanza, pues
forma parte de la ilusión y ésta, es el producto de nuestra propia creación”.
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“Discutir es de necios, enfadarse es
improductivo, guardar rencor es desperdiciar la vida. Cuando seas capaz de
dialogar sin discutir, de evitar enfadarte ante una ofensa y de no guardar
rencor a quien te ha causado mal, sabrás que has alcanzado la maduración
espiritual”.
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“La tolerancia es la virtud más
predicada en las religiones… pero, paradójicamente, es la menos practicada y
aceptada por éstas”.
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